martes, 12 de abril de 2011

Semana8

Aquí va un nuevo resumen semanal:

Esta vez hemos hablado en clase sobre la innovación tanto en el ámbito de la universidad como en el de la empresa.

Entre China y EEUU hacen el 60% de las contribuciones científicas mundiales. España contribuye con el 3.4% que coincide a grandes rasgos con el puesto de renta per capita (uno de los indicadores más importantes a la hora de evaluar países).

Cabe destacar que la inversión en I+D en España comenzó en 1965 con la creación del CAICYT (antes no se conocía la investigación profesional en España) y a partir de los años 90 la inversión se estancó aproximadamente en el 1% del PIB (aunque el objetivo, que debíamos haber alcanzado ya, es el 2%). De todos modos esta inversión ha permitido a España acercarse a los países punteros en temas de I+D.

Continuando con la clase hemos desgranado mejor que quieren decir estas tres iniciales "mágicas" en el ámbito científico y con las que muchas veces a los políticos se les llena la boca hablando de ellas --> I+D+i

I: La investigación supone generar conocimiento NUEVO.
D: El desarrollo es buscar aplicaciones a ese conocimiento nuevo generado.
i: La innovación se deja para las inversiones que en tecnología que deben realizar las administraciones públicas o las empresas sin que esta tecnología suponga un avance nuevo sino una mejora y una evolución para la propia empresa.

A raíz de esto han surgido dos preguntas:

¿Genera la universidad innovación?

La respuesta más aceptada ha sido "Si, pero..." Aceptamos que la universidad es un centro de conocimiento y que muchas veces este conocimiento se transfiere a empresas (generalmente locales, pero también de fuera) cuando se firma proyectos con ellas para desarrollarles algo. El pero ha venido a la hora de cuantificar si esa innovación es mucha o poca. Algunos pensábamos que se realiza, pero que se debería realizar más.

¿La universidad debe aceptar toda demanda planteada por una empresa?

La universidad como estamento público debe poner su conocimiento al servicio de la sociedad (que es quien la sustenta), sin embargo esto no quiere decir que deba aceptar toda petición, ya que puede darse el caso de que exista otra empresa que realice ese mismo trabajo y que por lo tanto la universidad no de un servicio extra ni de mayor calidad, simplemente el mismo servicio y posiblemente más barato (por eso le interesa a la empresa que lo solicita). En estos casos la universidad no debería ofrecer sus servicios.

Para las relaciones universidad-empresa está la OTRI (cada universidad tiene la suya) 

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